Aquí tenéis a Pedro.
Pedro, un tipo extremadamente simpático y extrovertido.
Tanto, que todo el mundo le evita. Pedro, no tiene amigos y mucho menos amigas.
Quien ha pasado más de 30 minutos con Pedro le evita.
Si le ves a lo lejos, cambias de dirección porque cambiar de acera no es suficiente, él te va a ver y va a ir a por ti y no te lo vas a poder quitar de encima.
Todo el mundo ha intentado ser simpático con él, porque al principio da pena, todos saben que no tiene amigos y se le trata bien hasta que ya no puedes más.
Desde bromas inoportunas a conversaciones fuera de tono y temas que solo le importan a él, pero sobre todo nunca escucha lo que tu dices y siempre habla de cosas que no le interesan a nadie.
Pedro es consciente que no cae bien y todo el tiempo intenta disimularlo, aquí intenta fingir que ha visto a su amigo del alma, en el otro lado había un árbol muerto y nadie más en la calle.
Pedro, necesita ayuda, pero quién se la vaya a querer ofrecer quedará atrapado con su interminable verborrea y falsa simpatía.

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